viernes, 14 de diciembre de 2007

Conocimientos y Reconocimientos

{Publicado originalmente en el Clan teatral 'Teatro y pensamientos', de Netlog, el día 17 de Noviembre de 2007}


Uno de los fundamentos de la sociedad contemporánea es el Conocimiento Libre. Ese concepto se expuso consistentemente por los Enciclopedistas franceses, por los padres de la patria estadounidenses, creadores de la Declaracion de los Derechos del Hombre, y está en la base de todas las Constituciones democráticas posteriores. Pero la sociedad contemporánea hunde sus raíces en sociedades anteriores donde el conocimiento no era libre: desde los gremios artesanales medievales que ocultaban sus técnicas hasta la época del conocimiento iniciático de la Antigüedad, en nuestras mentes aún persiste el influjo de miles de años de conductas de conocimiento "escondido" y, a veces, secuestrado.


El mundillo teatral no está exento, desgraciadamente, de dicho influjo, presentando uno de los panoramas más bipolares de entre los
distintos entornos artísticos, capaz de generar por una parte una de las culturas más amplias y generosas y en donde, sin embargo, la
mezquindad impera en muchas conductas personales, cuando la vanidad se impone alocadamente.

A lo largo de los años he recibido "fuera de programa" centenares de consultas solicitándome pasajes de documentación concretos, ideas o
métodos para abordar un texto o un personaje, o pidiéndome una ayudita con sugerencias de cómo enfrentar algún escollo personal en el proceso
creativo.

Muy pocas veces recibía esas solicitudes en voz alta y en público, y en estas ocasiones lo normal es que provinieran de alumnos o actores
que hubieran trabajado recientemente conmigo, acostumbrados aún a ciertas maneras basadas en la humildad.
Pero por el resto en general las recibo en privado o en una especie de "aparte", casi siempre a "media voz" (¿por qué temen reconocer las carenciasSmiley

Siempre he respondido a esas consultas informales sin esperar nada a cambio, ni siquiera el agradecimiento, pues advertía la actitud. Metafóricamente es como si la clave buscada, o el truco, receta, sugerencia, fuera capturada en el aire y metida sigilosamente en un bolsillo y uno terminaba con esa sensación de "ni lo van a
compartir con otros, ni siquiera me lo van a agradecer".

Hace ya un tiempito que evito al máximo esas consultas en privado y hago lo posible para que me las hagan en público, y en público las respondo.

Recientemente recibí una carta desde lejos de un actor novel que solicitaba algunos consejos para un papel. Decidí publicar mi respuesta en internet y enviarle al actor la referencia para que
pudiera leerla. Por los rastros que dejan las visitas en internet, me consta que lo hizo, pero...

Como siempre, ni las gracias.

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