sábado, 29 de diciembre de 2007

Los negocios de la red: los negocios propios

Cuando hablo de negocios propios, no me refiero a los directamente teatrales (las propias actuaciones; talleres, academias y escuelas de teatro; contrataciones por parte de alguna productora, etc.)

En general podemos afirmar que quienes deseamos hacer un teatro no claramente comercial tenemos tremendas dificultades económicas para mantener nuestra actividad, al menos si pretendemos hacerlo de modo independiente y sin subvenciones, mecenazgos o patrocinios.



La vía de las subvenciones está tratada en otros artículos. A mí particularmente no me gusta, se pierde mucho tiempo en los pasillos de los políticos y burócratas y va creando un tipo de servilismo que me desagrada especialmente, pero que cada quien valore la conveniencia de cada caso. Si es que yo participo en esa producción sólo pido no ser quien tenga que verles las caras.

La vía de las subvenciones nos recuerda sin embargo que, salvo los casos de los teatros comerciales de las grandes urbes y mientras se mantenga el esquema tradicional del "star system", la práctica del teatro alternativo y de base requiere con mucha frecuencia de dotación material e inyecciones económicas provenientes de otras fuentes distintas a la mera ejecución de esa práctica.

Uno recordaría entonces que en la sociedad de mercado, si una actividad no es capaz de auto-financiarse, estaría abocada a la desaparición. En los años 50-60 parecía que la industria del plástico iba a dar definitivamente al traste con las artesanías, ya muy mermadas por los anteriores procesos industrializados del metal y la madera. Sin embargo, las artesanías sobrevivieron y resurgieron en la forma de elementos decorativos.

Las necesidades expresivas y artísticas del ser humano mantienen al teatro con vida. Por otra parte un montaje de teatro alternativo es más económico que uno del teatro comercial y asequible frente a los costos de una producción cinematográfica. Además sigue siendo la base de entrenamiento para esos medios.

Como añadido todo indica que el teatro independiente aún no ha alcanzado de manera permanente y estable a todo su público potencial, entre otras cosas porque NO HEMOS SABIDO HACERLO.

Nadie daba un ochavo por algunos deportes que, sin embargo, supieron abrirse camino entre el predominio del fútbol. ¿Quién diría que países como Brasil, Argentina, España, donde la pasión futbolera parece inundarlo todo, se convertirían en grandes potencias mundiales del baloncesto?

En su día, los supermercados de tamaño mediano (los más grandes de la época) hundieron a muchas antiguas tienditas de abarrotes. En algunas zonas y países las actuales grandes superficies comerciales (grandes complejos integrados) han hundido ahora a muchos supermercados, dejando zonas sin abastecimiento inmediato: vuelven a surgir pequeñas tiendas que cubren esas necesidades. Nadie va a desplazarse kilómetros a la gran área comercial para comprar sólo un bote de leche.

En fin, analizando todos estos factores, en el Movimiento Teatral MANTICORE nos planteamos en su día ser dueños de negocios propios no directamente teatrales que cubrieran dos objetivos:
-- uno, ayudar a dotar de infraestructura y recursos económicos al movimiento teatral;
-- dos, proporcionarle a algunos de sus miembros individuales cierta capacidad de ingresos para que pudiera afrontar una semi-profesionalización artística con alguna cobertura económica.

La casuística de aquellos acontecimientos, cómo durante varios años alcanzamos ambos objetivos, los aciertos y errores que cometimos, quedan para los anales de la historia.

Podemos decir que el segundo objetivo no es inherente al tema de este artículo, así que también lo dejamos para otra ocasión.

Así que centrémonos en el primero:

En la experiencia que estoy relatando nos referimos a negocios legalmente constituidos propios de una Asociación legalmente constituida, que en aquellos momentos funcionaba como un híbrido de socios individuales, por una parte, y como especie de federación de grupos y entidades teatrales independientes, por la otra, predominando éste último componente en toda la lógica de nuestras actividades.

Por tanto había una jerarquía legal e incluso un sistema algo complicado de atribución de potestades para poder equilibrar a los individuos y a los grupos. Por otra parte, en el panorama crecientemente adverso para el teatro independiente de aquellos años hubimos de adoptar medidas que nos convirtieron en ocasiones en una organización muy flexible, y en otros aspectos en una organización excesivamente "pesada".

Ahora estoy planteando una red liviana y horizontal de personas que se ponen de acuerdo por afinidades y colaboran ocasional o permanentemente según su propio arbitrio.

En este otro panorama me resulta difícil concebir negocios centralizados de la red, quizás a lo sumo algún portal web en su día.

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[Aquí es imperioso leer unas reflexiones que comparan el modelo de redes de cómputo, específicamente las del Software Libre, con los textos y representaciones teatrales, puestas en el Clan Teatro y Pensamientos. Así que púlsese el siguiente enlace con el botón derecho, "abrir en pestaña nueva" Smiley
http://es.netlog.com/clan/rent/blog/blogID=3228...- ]

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Con el esquema de funcionamiento del movimiento del Software Libre es casi imposible, por tanto, establecer un único centro rector (financiero, organizativo, etc.) de la red.

Lo que realmente se produce es el surgimiento de infinidad de sub-redes, cada una de las cuales ya sí puede contener núcleos importantes destinados a las tareas de gestión, difusión, financiación, etc.

Yo estoy dispesto a participar en la creación de una de esas sub-redes, para lo que propondré determinados pasos.

Pero las ideas, métodos, técnicas, que expondré a continuación (algunas de ellas completamente originales) las ofrezco para que las usen quienes lo deseen creando sus propias sub-redes e incluso "compitiendo" entre nosotros.

Por eso insisto en recordar que las redes de cómputo des-localizan a sus nodos. Ya no es del todo importante dónde se esté geográficamente. Ya no es cuestión de entender la red como una especie de coordinadora y/o "federación" de grupos localizados cada uno en su ámbito geográfico, cuyos únicos interlocutores válidos sean sus representantes o cabezas visibles.

Por nombrar una ciudad al vuelo, puede que tenga contactos en Neuquén con un actor y un autor que colaboren conmigo, independientemente de los grupos a los que pertenezcan. Puede que el resto de componentes de esos grupos también participe en la red, pero en otras sub-redes. Que cada cual busque a sus afines.

Con esto no estoy pretendiendo disolver los actuales grupos localizados, sino ampliar sus posibilidades (y las de sus componentes) con actividades productivas transversales.

La verdad es que a nosotros (la gente de teatro de base) nos puede interesar, y mucho, tener contactos permanentes con establecimientos comerciales que nos proveyeran a muy bajo coste, o incluso donaran, de bienes y servicios a cambio de compensaciones también en especie por nuestra parte. Eso sería un tipo de trueque, que en la sociedad mercantil moderna está muy lejos de ser lo más apropiado. Uno puede convenir trueques estratégicos con alguien que ya sabemos siempre nos hará falta. Pero la sociedad de mercado se basa en la libertad de elección. Si aparece otra empresa de copistería que nos ofreciera las mismas o mejores condiciones, ¿por qué hemos de estar encadenados a la primera? Igualmente, ¿por qué ellos van a estar siempre interesados en correspondernos?

Tal y como expuse en el otro artículo, nosotros lo que articulamos provisionalmente no fue un trueque, sino una promoción mutua temporal. Aún así, perviven los mismos problemas: en el mundo de las transacciones económicas uno no debería estar casado con nadie, al menos no tanto como para no poder ejercer un derecho de "bigamia" o de divorcio inmediato.

Eso es lo que hace que las empresas y negocios que no sean individuales raramente llegan a ese tipo de acuerdos con elementos del ambiente cultural. Harán algún que otro favor, puede incluso que abonen ocasionalmente alguna publicidad o patrocinen algún acto, pero son muy difíciles las alianzas estratégicas con ellos, a no ser que uno sea alguien muy importante y con un nombre y solvencia reconocidos, cosa difícil en el 95% del fluctuante mundo del teatro.

Ese es el problema básico con los negocios ajenos (tomados en general). Por otra parte, en el caso del ejemplo de promoción mutua que conté, ¿a quién estamos fidelizando como espectador? Realmente a nadie. Lo que en realidad promovimos fue que nuestro público se fidelizara hacia ese negocio de copistería, al menos provisionalmente.

Así que tanto la teoría de los acuerdos permanentes con negocios ajenos, como la de la fidelización de nuestro público a través de promociones cruzadas, presenta una cierta fisura cuando se trata del panorama que describo.

Eso nos condujo a pensar que era preferente disponer de negocios propios.

Hay algunos tipos de negocios que, sin ser estrictamente teatrales, pueden estar en ese entorno:
-- Uno sería una editorial (o una librería) con una amplia sección teatral y ofertas especiales hacia ese sector;
-- Otro sería un local de copas que organice actuaciones;
-- O una tienda de material de iluminación con una sección especialmente orientada hacia el mundo del espectáculo, discotecas, etc.
-- O un negocio de sonorización de eventos;
-- O uno de atrezzo y utillería;
etc.

Son negocios que abastecen a la actividad teatral y viven parcialmente de ella, incluso puede que con buenos resultados económicos, pero el grueso de sus ingresos generalmente proviene de las otras secciones.
Sólo en ciudades muy grandes puede ocurrir que algunos de estos negocios se especialice exclusivamente en teatro. En ese caso yo los considero negocios directamente teatrales.

No son comunes los holdings empresariales que integren todo el conjunto productivo y de distribución. La tendencia general siempre fue: "zapatero a tus zapatos", que cada cual se dedique a lo suyo.

El problema está en que esos negocios (salvo el caso de los pubs de actuaciones) ni extienden la práctica del teatro ni amplian el círculo de espectadores. Dependen casi exclusivamente del poder de adquisición y de la solvencia de los que se dedican al mundo del espectáculo. Y eso requiere primero que el mundo del espectáculo sea solvente: volvemos al círculo vicioso.

La aspiración inmediata de un grupo de teatro es disponer de una sala de ensayos estable. Muchos generan después la expectativa o ilusión de una salita teatral. Y suelen quedarse en eso, en ilusiones, pues las cuentas normalmente no salen.

Un negocio que extendiera la práctica del teatro, que ampliara el círculo de espectadores, que nos proveyera de sala de ensayos estable y que nos permitiera acceder aunque fuera a una mini-salita teatral... todo eso pudimos conseguirlo a través de un local de copas con escenario y actuaciones. El escenario era tan minúsculo que el 90% del repertorio que tenían todos los grupos de la Asociación en esos momentos no cabía en él, de tal modo que tuvimos que crear nuevas propuestas específicas para ese tipo de espacio. El local en sí también era chico y aunque allí se hacían algunos de los ensayos, en la medida en que sólo abría de noche, sabíamos que no cubría la mayoría de nuestras necesidades en ese terreno. Pero con lo que ganábamos con el negocio pudimos alquilar un local mucho más amplio de tipo almacén que dividimos en dos zonas: un espacio amplio para ensayos y otro para depósito de materiales.

La idea desde el principio consistía en ir ampliando de forma prudente la oferta comercial no estrictamente teatral, cosa que alcanzamos a hacer con 2 negocios más. Pero como ya dije más arriba, la casuística de aquellos acontecimientos queda para los anales de la historia.

Lo importante aquí es indicar la aproximación mental que nos condujo a eso, el enfoque de prioridades y el orden en los pasos que hay que dar. Cometimos errores que después de la experiencia ya sabría cómo corregir. Pero, en general, haciendo una visión panorámica, el saldo es positivo.

Actualmente hay que sumarle el creciente imperio de internet, la creación de sub-redes transversales, y el mundo de la informática, tanto en lo social como en lo comercial, para plantearse tareas de crecimiento con esa óptica.
Como dije, yo estoy dispuesto a participar en la creación de una de esas sub-redes. A quienes estén interesados en ella les explicaré cómo se puede integrar no sólo el uso de la computación, sino también negocios asociados, en ese plan de locales.

Pero eso será en las comunidades de Producciones Computeatrix.

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